“Lejos de la falta, del pecado, de la culpabilidad, el deseo se reduce a una pura y simple operación física: acabar de una vez con el desequilibrio, la amenaza del escollo, el riesgo de desbordamiento.”
Camino por las veredas
inspeccionando
esta penosa ciudad,
he soñado
que atravesaba el otoño
y que tu luz, intensa y brillante
se volvía ante mi
como la perla blanca
de un cuento japones
todas las veces
que repito tu nombre en vano
un tibio olor a campo
invade mi departamento,
entre los libros
encontré la calma
que tanto te hace falta
El dragón que descansa
sobre la blanca pared
de mi habitación
permanece suspendido
en el olvido,
sobre el laurel de la cocina
yacen los restos de la gloria
que supimos conseguir
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